A veces, una siente que camina en sentido contrario al resto del mundo. A veces, incluso, en una dirección completamente diferente a la de los demás, donde los pasatiempos, como este, se recolocan en la planta sótano, esperando a volver a ser rescatados algún día lluvioso.
Mientras tanto, los deberes mundanos se imponen y toca trabajar en verano, que ya iba tocando.
No sé ni cuándo, ni cómo, ni dónde; solo espero retomar la tarea cuanto antes con mil propuestas nuevas y divertidas.
Por lo demás, os deseo un verano fantástico lleno de sal, sol, música y buena compañía. Todo cocido a fuego lento para elaborar unos recuerdos inolvidables.
¡Nos leemos a la vuelta!
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